jueves, 14 de enero de 2016

MITOLOGÍA PARA NIÑOS: Ulises gana el concurso de tiro con arco. La victoria está mucho más cerca


Tras la gran emoción que supuso para Ulises volver a ver a Penélope después de más veinte años y tras lo cerca que había estado de ser descubierto (aquí) Ulises decidió retirarse hasta el día siguiente, pasando la noche al raso en el pórtico principal de su Palacio.

Al alba se despertó y volvió a encontrarse con el desprecio de aquellos que habían invadido su casa esperando llevarse también a su esposa.

-¿Todavía aquí molestando? 
¿No crees que ya es hora de que te marches?

Aunque realmente los pretendientes no tenían tiempo que perder con un simple mendigo. Penélope había decidido, por fin,  otorgar su mano y debían reunirse en el salón principal de Palacio para conocer quién era el elegido.


Uno a uno cada pretendiente fue llegando a un salón abarrotado por todas las personas que vivían en Palacio. Nadie se quería perder lo que allí iba a acontecer esa mañana. Penélope tras más de veinte años había decidido entregar su mano. Los nervios estaban a flor de piel, la expectación era máxima y la tensión reinaba en el ambiente.  Todos esperaban impacientes la llegada de Penélope y cuando por fin apareció no lo hizo sola. Venía acompañada de todo su séquito de doncellas que le ayudaban a portar un gran cofre en el que guardaba un muy preciado tesoro para ella: el arco de Ulises.


Buenos días pretendiente -dijo Penélope dirigiéndose al auditorio. Todos sabéis el motivo por el que hoy os he convocado así que no voy a dilatar más la incertidumbre. Hoy otorgaré mi mano y se la concederé a la persona que salga victoriosa del concurso de tiro con arco que vamos a celebrar.

La únicamente condición que pongo es que todos los particpiantes deberán utilizar el mismo arco durante la prueba. Este arco, el arco de mi amado y venerado Ulises.
El que consiga atravesar más rápidamente las anillas de las doce hachas será mi futuro marido.


Sin esperar ni un segundo su hijo Telémaco se levantó y reclamó su derecho a tirar la primera flecha:

Yo también participaré en el torneo. Si gano mi madre conservará esta casa y no tendrá que otorgar su mano a nadie.
Telémaco se quitó la capa, tensó el arco e intentó por tres veces pasar la flecha por la anilla de las hachas, pero no lo consiguió. Al cuarto intento por fin la flecha se dobló como debía. Ahora sí podía conseguirlo, pero su padre, desde lejos y con la mirada, le indicó que no debía.

Si Telémaco ganaba la vengaza de Ulises estaba en peligro.  

 

Así que mostrando decepción entregó el arco al siguiente participante. Uno a uno fueron pasando todos los pretendientes que durante años, como buitres, habían desvalijado el Palacio de Ulises y ninguno logró tensar suficientemente el arco para conseguir superar el reto. Incluso Eurímaco y Antinoo, los dos cabecillas no son lograron hacer pasar la flecha por las anillas. Desesperados y sin querer reconocer su incapacidad, pidieron aplazar el torneo hasta el día siguiente.



Y es en ese momento cuando Ulises alzó la voz y pidió participar.

Me gustaría saber si sigo manteniendo mi puntería por lo que desearía probar- dice Ulises.
Y, ¿si lo consigues Penélope deberá casarse con un méndigo?- exclama Antinoo entre las risas del resto de los pretendientes.



Con firmeza Telémaco se impone.

Es a mí a quien toca decidir si él participa o no. 

Dirigiéndose a su madre, le dice:

Madre debes salir de la sala. El arco es cosa de hombres.

Tras salir Penélope y todo su séquito de doncellas de la sala Telémaco dirige sus palabras hacia el fiel Eumeo.

Por favor, Eumeo, entrega el arco a nuestro huésped. Si quiere probar tiene todo el derecho a hacerlo.

 

Ulises toma el arco. La sensación de ese momento es indescriptible. De manera elegante y delicada lo observa, lo siente. Nada ha cambiado sigue siendo ese fiel compañero con el que ha conseguido la inmensa mayoría de sus victorias.  La madera sigue intacta y con la elasticidad suficiente para conseguir el difícil objetivo marcado por Penélope. Sin dilatar más el momento comienza a tensar el arco, golpea la cuerda y de ella sale un sonido seco, perfecto.  Es en ese momento cuando todos los presentes en la sala se dan cuanta que bajo ese pobre ser harapiento se esconde todo un experto arquero. Las carcajadas dan paso al silencio y Ulises lanza la flecha que una a una atraviesa las doce anillas.

Ulises acaba de proclamarse vencedor del concurso de tiro.

¿Qué pasará ahora? ¿Lo aceptarán los pretendientes? ¿Se conformarán?

Si os parece, os lo contamos el próximo jueves.




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